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mejor el bajoneado que el optimista engañado?

Hablando de la gestión del cambio estratégico y el reto directivo que supone dirigirlo en la cultura, y diferentes elementos humanos en el caso de la francesa Thomson; una empresa que pasó de la comercialización de productos electronicos de consumo a la prestación de servicios digitales, Juan Carlos Pastor, Doctor en Comportamiento Organizacional, abordó brevemente una teoria que encontré interesante: el realismo depresivo.

Para explicar el tema, Juan Carlos lo introducía con el ejemplo de un estudiante: cuando tras un examen obtenemos una mala nota tendemos a decir que "el profesor nos puso una mala nota" mientras que por el contrario cuando el resultado es positivo, lo que se escucha generalmente es que "sacamos una buena nota", en otras palabras, las personas generalmente tenemos una percepcion bastante optimista de nosotros mismos, de manera que si obtenemos una respuesta negativa se la atribuimos al resto, mientras que una positiva nos la atribuimos a nosotros mismos.
Eso implica que la gente, y aparentemente en mayor medida las personas optimistas, nos vemos cesgadas por su positivismo al momento de tomar una decisión, pues solemos (y me incluyo) tomar en cuenta unicamente lo positivo de nuestras experiencias pasadas minimizando lo negativo, tenemos la imagen inflada de nosotros mismos, vemos todo "color rosa". Claro que los optimistas disfrutamos más de la vida, gozamos de mejor salud y somos más felices que los pesimistas pero como vemos el lado bueno de las cosas, de las personas, bajamos la guardia, y de repente no estamos preparados para un imprevisto y suas.. nos sorprenden desarmados ciertos obstaculos.

En cambio, parece ser que los seres humanos, cuando estamos deprimidos, somos más conscientes de nuestra realidad, somos más objetivos: calculamos con mayor precisión las probabilidades de sufrir accidentes, de que nuestra pareja nos mande a volar, de jalarnos un examen o de que nos boten del trabajo.. porque claro.. nos encontramos en un estado de alerta, defensivos..

A todo esto se le ha denominado "Realismo Depresivo": la idea de que los suspicaces, los recelosos, los propensos a creer que cuando algo puede salir mal acabará tarde o temprano saliendo mal, adoptan en cambio actitudes más precavidas que en muchas ocasiones les permiten anticiparse a los reveses y por tanto actuar con más seguridad.

"El realista depresivo, apoyado en un patrón de respuesta más activo, dispone de esquemas mentales más completos que, aunque den prioridad a las peores previsiones, abarcan un mayor número de posibilidades. Sus juicios tienen en cuenta más contingencias y están más ajustados a la realidad."

Pero entonces? concrete profesor... Cual sería la solución? Mejor tomar decisiones en estados de alerta por esto de que la alegría es mala consejera que crea una falsa «ilusión de control» induciendole a uno a actos temerosos o inconscientes??

Jose María Romera analiza las diferencias de actitud en su blog:

- El optimista sabe aprovechar lo mejor de la gente y de sí mismo; el pesimista sólo ve enemigos y peligros por doquier.
- El optimista es más decidido; el realista depresivo, tan cauteloso que a menudo deja pasar oportunidades irrepetibles.
- El optimista no se rinde ante el fracaso; el depresivo actúa como gato escaldado que renuncia a insistir cuando sufre la menor contrariedad.
- Si el pesimista es, como suele decirse, «un optimista bien informado», también el optimista puede ser un pesimista que no renuncia a ser feliz, a cambiar la realidad o a jugar sus bazas en la partida del éxito.

La conclusión sería entonces, que es bueno ser un poco precavido en la toma de decisiones, evaluar en la medida de lo posible el impacto de las mismas, los posibles resultados.. es decir.. detenerse un momento a pensarlo bien antes de cualquier cosa.. pero claro.. tampoco irse al extremo de calcular con absoluta objetividad todas esas probabilidades pues eso significaría que estamos deprimidos y eso aumentará nuestras posibilidades de fracaso..

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